18 de abril de 2007

La maldición de la flor dorada

Hay que tomarse la medicación cada día. Sin rechistar y agradecida. Eso es lo que le decimos siempre a la abuela. Que se tome el jarabe a su hora y que no se queje, que sino luego vienen los achaques. Y ella testaruda... que no, que eso se lo trague el matasanos. Zhang Yimou debe estar viviendo una situación parecida en su casa, porque durante la primera media hora todo gira en torno a una dichosa medicina. Que si me la tomo, que si no me la tomo, que si esto no tiene buena pinta, que si tómatela toda y que no me entere yo que te dejas algo... en fin, los primeros compases son algo lentos, pero todo va in crescendo.

Ambientada en la China de finales del s.X, La maldición de la flor doradada narra el declive de la dinastía Tang en vísperas de la fiesta del Chong Yang. Los amores ilícitos, los secretos familiares y las envidias, destrozan en pocos días a una familia que debiera ser ejemplar.

Yimou, muy lejos del intimismo de "La linterna roja" o de "El camino a casa", por citar algunas, sigue aquí la tónica de "La casa de las dagas voladoras" y vuelve a ofrecernos una lluvia de colores espectacular. El vestuario, la belleza visual de los planos, las increíbles coreografías (aunque esta vez no son excesivas), la fotografía y, en definitiva, la parte estética, se convierte una vez más en su gran baza. Desde los primeros segundos, el director chino nos acerca a la magia del palacio imperial con un gran despliegue de imágenes y sonidos embriagadores. El ritmo se ralentiza durante casi media hora, sin combates ni otros elementos que enriquezcan la orgía visual, y el verdadero festín llega hacia el final. Los amantes de las batallas de "El Señor de los Anillos" tendrán aquí un nuevo motivo de regocijo. Lanzas por doquier, lluvias de flechas, soldados cargando... en fin, una bomba para los sentidos.

Lo delicado de criticar es el guión. He leído de todo: tragedia griega, drama shakespeariano, melodrama barato, telenovela cutre. Es cierto que hay un gran cúmulo de, digamos, acontecimientos dramáticos. Que si esta es tu verdadera madre, que si esa en realidad es tu hermana, que si yo soy el padre del hijo de mi nieta y de mi abuela por parte de padre... que si uno conspira, el otro mata, el otro es asesinado por el otro, el otro por el uno... vamos, que entiendo las críticas negativas en ese sentido. El asunto es que esto hay que verlo como un cuento chino, y nunca mejor dicho. La narrativa asiática sigue otros parámetros y se deben aceptar ciertas licencias, más cuando se trata de una historia épica. Ahora bien, esto no justifica el desmadre y uno puede estar en su derecho de decir "esto gustará en tu pueblo". En definitiva, que atraiga o no la historia y sus personajes, será cuestión de sensibilidades, cultura audiovisual y gustos. Digo yo.


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