28 de marzo de 2007

Epic Movie


Tomarse tiempo para hacer esta crítica... es más, tomarse tiempo para leer esta crítica, es una gran forma de perder el tiempo. Pero quizá un servidor, resquemoroso, resentido, dolido y algo avergonzado, puede buscar la disculpa en una de esas necesidades inherentes al hombre: la de compartir lo peor de la vida con los demás.

Error número uno: dejarse llevar. Ya se sabe, la culpa siempre es de los demás. Que si Scary Movie no estaba mal, que si me apetece reírme un rato, que si no hay nada mejor que hacer esta noche... puedo buscar mil excusas, incluso podría alegar que estaba borracho (o que quería estarlo, no recuerdo bien), pero el caso es que los 6,50€ que valía la entrada pasaron a otras manos, quizá más sabias que las mías.

Error número dos: verla. Uno entra esperando poco... poquísimo. ¿Quizá 3 "puntazos"? ¿Un par de gags para el recuerdo? ¿Alguna de esas tonterías que con el tiempo parecen más graciosas? Pero nada de nada. El tiempo iba pasando y me negaba a reclinarme, a estirar las piernas y disfrutar de un buen sueñecito (como hizo el compañero de al lado). Yo quise aguantar. Seis euros bien valen un poco de paciencia. Con los esperados 3 "puntazos" la cosa quedaba en dos euros por "punto". Hoy en día no sale mal el cambio. Sin embargo, no llegaron. Ni siquiera un triple sobre la bocina.

Entraría en detalles, pero estaría haciendo un flaco favor a quien me lea. Esta vez la cosa iba de parodiar a las películas épicas: Piratas del Caribe, Superman, Las Crónicas de Narnia, Charlie y la Fábrica de chocolate... Cuatro huérfanos entran en Gnarnia e intentan derrotar a la Bruja Blanca. Por el camino se van cruzando con unos y otros (ahora un pirata, ahora un mago...) y finalmente... no sé, ni lo recuerdo ni importa demasiado. Lo grave no es que carezca de argumento (nadie les pide eso), lo grave es que ni siquiera intenten parodiar a esas películas, ridiculizarlas, buscarles el lado cómico. Es como un refrito de secuencias de una y de otra, siempre quedándose a punto de hacer gracia. Los pocos momentos que merecen una sonrisa son aquellos en los que se utiliza el sofisticado recurso de "dar un golpe a otro", que en definitiva es tan viejo como el cine.

Añádele a esto el malestar por ver tanto dinero desaprovechado (no el mío, el del presupuesto para fabricar tanto escenario y tanto vestuario) y los lamentables momentos videocliperos (llegué a pensar que se había colado alguna retransmisión de la MTV) y obtendrás una auténtica basura de película. A la salida del cine caras largas, miradas de soslayo, remordimientos y un intenso debate sobre si había o no algún "puntazo" que mereciera la pena. Yo no lo vi.